TESTIMONIO

Recuerdos de la migración

Ana Lucia Martínez, emigrante ecuatoriana del año 1999, nos cuenta las experiencias vividas a raíz de su viaje.

Yo migre en 1999 a España, fue en diciembre, una época en la que uno se reúne con su familia yo estuve separada de ellos. El golpe más duro allá, aparte de estar sin la familia, fue la forma de vida, acostumbrados aquí a tener cada uno su casa, su habitación, su privacidad, llegando allá me tocó compartir una habitación con 8 personas  completamente desconocidas.

A más de eso, como inmigrante, por la situación económica, no teníamos dinero y llegamos al extremo de que para hacernos una tacita de agua de anís para calentarnos por el frio que hace allá en los tiempos de invierno, tuvimos que hervir hasta dos o tres días a la misma estrella de anís, no la botábamos, la reusábamos, la volvíamos a hervir, y a veces hasta sin azúcar, porque no teníamos.

Teníamos que salir a comer en comedores donde iban todos los indigentes, drogados, borrachos y teníamos que soportar eso, eso era una cosa muy dura.

No sabíamos cómo comprar un pan para poder tomar con nuestra agüita de anís, allá el pan tenia cada cual su nombre, y solo lo vendían si lo pedias por el nombre. Nosotros pedíamos pan y nos decían que no tenían, cuando la panadería estaba llena y eso era algo raro, porque hablando el mismo español, no nos comprendíamos.

Anduve mucho vagando por ahí, caminando, hasta que encontré mi primer trabajo, que también fue muy difícil al comienzo porque me pedían cosas que las tenía casi al alcance de la mano, pero como las llamaban con otros nombres no sabía que se referían ellos, no sabía que es lo que querían.

La gente allá, donde nosotros fuimos era muy amable, muy humilde, nos trataban bien, pero también había gente que nos querían hacer sentir mal haciéndonos sentir que valemos menos y se creían que acá no tenemos estudios ni una buena forma de vida, claro que nosotros habíamos emigrado por la situación económica pero no por la falta de estudios.

Por: Garzón Kevin