Por Michelle Cruz
El césped seco y su entorno lleno de
balones, con los arcos blancos y un sol
radiante nos da la oportunidad de encontramos con Jorge, director técnico de la
universidad católica. Su pasión por el fútbol fue desde muy pequeño, época en la
que él jugaba en equipos de barrio en medio de potreros, en su tierra; con el
tiempo su carrera fue tomando forma y esto debido a la dedicación por el juego
que fue cada vez más intensa. “hubo un campeonato en homenaje a Eva Perón, ahí
fue donde me vieron jugar la directiva de Huracán y ahí es donde empieza mi
carrera”. La vida de jugador no perduró varios años pues no era un jugador a
nivel del resto, llegó hasta los treinta años de edad y supo que no es fácil
mantenerse, comer, y vivir del fútbol.
“Un día caminando por mi barrio me
encuentro con un dirigente del club huracán y me dice la pregunta: ¿Qué es de tu vida Jorge?, quisiera vincularte al club, y ahí
empiezo a trabajar con las divisiones
menores y empieza mi carrera creo yo, bastante importante que tiene que ver con
24 años de carrera
como Director Técnico”.
Su vida como entrenador después de
debutar en Huracán se
vio ligada a sobrellevar viajes y limitarse con su familia a una estadía
extensa en un solo País. Célico va trabajando en el Ecuador ya trece años y ha
llegado a considerarse como uno de los mejores, pues en su vida, la
perseverancia y el estilo de juego son únicos, no permite que su equipo se
derrumbe así se encuentren en una situación difícil, así lo asegura
Galo Castro, admirador de un genio en el fútbol.
Para Jorge el fútbol es una pasión, un
estilo de vida, un arte,
pues el arte tiene estética y esto es lo que para él, el fútbol debe tener. Para él la mejor experiencia es haber
trabajado con gente fresca porque la gana y el ímpetu sobre salen en estos
jóvenes, el no llegar aun al estrellato, les da el paso para mejorar a diario y
permanecen en el camino por un estilo de fútbol único.
Algo personal que él cuenta, es que su
jugador favorito siempre será Diego Armando Maradona, el no busca criticar su
vida pues el sobresale por su juego y en eso siempre se lució, dice Célico.
La responsabilidad y la palabra es lo
que se define a sí mismo el D.T. pues lo ha demostrado con sus años de
experiencia y su humildad al momento de narrarnos su historia. Muestra un interés por quienes sueñan por
llegar a ser jugadores de primera y el consejo que él brinda es: “la perseverancia, esfuerzo y el
conocimiento por el juego los llevará lejos, no se dejen comprar porque en el
mundo hay mucha gente banal”.
Johan, jugador adolecente, nos muestra entusiasmo y verifica lo que Célico
muestra en la cancha.
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