Perfil

Por Fernanda Báez

Todo en orden

Todo lo que dice, todo lo que hace, todo se ve reflejado en su forma de pensar. Así es Ximena Grijalba.

Su oficina refleja su vida, entre plantas, amuletos y libros, quiere dejar en orden la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Central, todo es parte de su manera de ver el mundo. 

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Es wicca pagana, una religión donde no hay concepción del mal, solo sabe que lo que haga se le devolverá por tres. El término significa bruja campesina, por lo que para ella, la luna y las plantas son fundamentales en su vida, por esto, lleva un tatuaje en su pierna izquierda, que simboliza una de sus diosas, la luna. Y según su secretaria, Mercedes Castañeda, hace las cosas siempre intentando ayudar, si tiene que decir algo, lo dice sin guardarse nada aunque siempre dando lo mejor.

Pero su vida va más allá de su religión, ama su trabajo como vicedecana, y con él, busca cambiar estructuras y dejar todo listo para lo que venga. 

Además como profesora de semiótica, pese a faltar mucho a clase, siempre vela por los estudiantes, señala Angélica Torres, su alumna.

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Nació el 21 de octubre de 1969 en Quito, pero tiene sangre manabita. Se separó de su esposo porque no cree en el romance eterno sino en compartir una vida de ideales junto a alguien. Ha ascendido desde abajo y siempre se ha debido al pueblo. 

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Cuando era pequeña siempre contó con su padre. Era él quien la llevaba y la traía del colegio y quien finalmente le pago los estudios en la Universidad Católica del Ecuador. Su madre fue su ídolo y una perdida que no parece superar nunca.

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Su mejor amiga, Marcela Benavides, siempre recuerda como ella la protegía, no era su amiga, era su bebé, porque como además soy pequeñita y flaca, me dice. Cuenta que mientras ella buscaba el relajo Ximena siempre la tranquilizaba, pero cuando se apasiona no deja de hablar sobre el tema. Esto ha marcado la vida de Ximena porque en su rol de madre sus hijos son sus ganas de sonreír.